Cuando montas una tienda física, quieres que la gente pueda recorrerla a gusto. Así que te preocupas de cosas como:

  • Una entrada accesible y despejada con facilidades para personas con movilidad limitada.
  • Unos pasillos amplios donde el cliente pueda moverse a gusto
  • Unas secciones bien delimitadas y bien señalizadas
  • Unos productos bien etiquetados y expuestos

Así conseguimos que el cliente entre y pueda pasar un rato agradable en nuestro comercio. Así se quedará más tiempo, y estará más cerca de comprar que si se encuentra esta situación:

  • Entrada estrecha, no accesible a algunas personas
  • Pasillos estrechos y oscuros
  • Sin secciones claras, que te obliga a mirarlo todo hasta dar con lo que buscas.
  • Con todos los productos amontonados, marcados con etiquetas equivocadas.

¿Verdad que esto es clarísimo y a nadie se le ocurriría abrir así su negocio?

Bueno, pues ¿por qué no hacer lo mismo con tu página web?

Tómate en serio la estructura básica de la web

Ahora se habla mucho de la “experiencia de usuario”, de la “usabilidad”, palabros todos ellos muy guays y muy tecnofliper, pero que básicamente vienen a decir lo mismo de arriba: que si no tienes tu tienda hecha un desastre, no hay ningún motivo para tener tu web hecha un desastre.

Y lo vamos a ver con el mismo ejemplo con el que empezamos.

Una entrada accesible y unos pasillos amplios

Lo primero, que sus puertas se abran rápido. Un cliente que esté en la calle en una fría mañana de Febrero se molestará si abres 5 minutos tarde, y un cliente que haga clic en la URL de tu web en un buscador, se molestará si tarda 5 segundos en verse algo en la pantalla. La carga lenta es una sentencia de muerte para cualquier web.

Y otra cosa: piensa en los usuarios móviles. Hoy en día cualquier empresa de diseño que se precie tendrá en cuenta el responsive design, es decir, que la web se vea perfectamente en cualquier pantalla, sea de sobremesa, tableta o móvil.

Si tu web no es responsive, estarás dificultando la entrada y la navegación a un montón de usuarios, lo que sería el equivalente a que tu tienda no sea accesible ni visitable con carritos, sillas de ruedas, o muletas… pero multiplicado por mil, porque hay muchísimos más usuarios móviles.

Secciones claras 

Cuando yo entro en una tienda de cosméticos espero ver una serie de secciones: un mostrador donde atiendan, la sección de antiarrugas, la sección de maquillajes, etc, y luego la sección de cajas para pagar y salir.

En la web es igual, o muy parecido. Cuando entro en una web espero ver una sección de Contacto donde me puedan atender; una sección de Quiénes Somos (para saber quién hay detrás de esa web), y una sección de pago o suscripción, si la web está orientada a la venta.

Pero especialmente, lo que espero es que las secciones de producto estén bien delimitadas.

Lo veremos con un ejemplo que encontré hace unos días y que me inspiró este artículo. Se trata de una empresa de reformas que hacen acristalamientos para locales y particulares. Fijaos que tienen una sección llamada “cerramientos de terrazas”, y otra sección llamada “cortinas de cristal”. Cuando veo esas secciones, pienso que en una me expondrán su/s sistema/s de cerramiento y algunos ejemplos, pero me topo con esto:

Bueno, ok. No me gusta mucho eso de acumular páginas claramente orientadas al posicionamiento SEO dentro de la categoría, porque no existen diferencias entre una persona que desee un cerramiento de terraza en Valencia o en Madrid, es el mismo producto, con las mismas prestaciones. Es como si fueras a un súper y encontraras el atún separado por “atún para comer los lunes” y “atún para comer los miércoles”. Si haces este tipo de contenido con keyword local, casi es mejor meterlo en el pie de página, y bien lo destinas exclusivamente a Google, o te curras una información que realmente le vaya a ser útil a la persona de esa localidad. Si no, no se justifica esta clasificación de secciones.

Luego me habla de porches, bueno, vale.

Luego unas ofertas. Ok, las ofertas siempre me interesan.

Ahora vamos a las cortinas de cristal. ¡Horror!:

Ok, según esto hacen cortinas de cristal por 150 euros el metro cuadrado, pero solo en Alicante. O quizá no, porque tienen otras en Alicante que no tienen precio visible (en el menú). O en Zaragoza. O… ¡cerramientos de terraza de nuevo! ¿Pero eso no lo tenían en la sección de antes?

¿Qué quiero decir con esto? Que lo desordenado de las categorías de servicio/producto me hace desconfiar. Seguramente los trabajadores de esta empresa, que como comprenderéis no citaré, serán unos profesionales excelentes. Seguramente tendrán un servicio rápido y atento, y el acabado de sus productos será maravilloso. Pero no tendré la oportunidad de comprobarlo porque me he perdido en su web, no sé dónde está cada cosa, hay muchísima información repetida por motivos de SEO, están las secciones y productos manga por hombro y me cuesta distinguir unos y otros.

Así que me iré y buscaré a otro.

Esta empresa perdió un potencial cliente (yo) simplemente porque la web no es agradable de navegar, no me dieron una buena experiencia, y no me ha apetecido probar su producto, ni siquiera indagar más en lo que me ofrecen.

Pues ahora aplica esto a tu web y tus productos o servicios, y ahí lo tienes: hazle al usuario las cosas fáciles, con una estructura de web que sea realmente navegable, fácil, intuitiva, que uno sepa siempre dónde hacer clic para ver exactamente lo que espera ver.

Sobre los productos

Para liquidar el símil deberíamos hablar del “etiquetado” de productos. Pero hablar de los productos merece post aparte, así que haré un simple apunte en la misma dirección que llevábamos aquí: que cada artículo esté en su sitio. Seguro que esos “cerramientos” que se les colaron en la sección “cortinas” son un simple gazapo, pero es un gazapo que fastidia la experiencia y le hace sentir al usuario que puede estar perdiéndose algo importante por no encontrarlo en su sitio.

Esto también significa que debería haber una única ruta por la que llegar a un producto. Puede que vendas ositos de peluche, y que también vendas muñecos animados, pero la página del producto ha de ser una y solo una. Si tienes dos rutas, por ejemplo:

Miempresa/muñecos/ositos_de_peluche/Grizzly_el_osito_bailon

Y

Miempresa/muñecos/muñecos_animados/Grizzly_el_osito_bailon

Ocurrirá, primero, que el usuario puede perderse un poco, aunque en estos casos casi es lo de menos.

Lo gordo es lo segundo que ocurrirá, pues si no cambias el contenido estarás generando un contenido duplicado en tu web, algo muy penalizado por Google.

Así que ya sabes: un producto, una página, una ruta.

Y así, teniendo en cuenta estos detalles, conseguirás reducir las turbulencias en la navegación y hacerla agradable y plácida para el usuario… y también para los bots de Google, que siempre hay que tenerlos presentes.

¡Estructuras claras y sencillas, queridos y desesperados amigos emprendedores!